viernes, 25 de noviembre de 2011

JUDEA.

En Mc 1,5, “el país judío”; id. En Lc 1,5; 4,44. En Mc, Mt y Jn, el país judío es el punto de partida del éxodo de Jesús; de ahí el simbolismo del «mar de Galilea», paso hacia los paganos, camino del éxodo. En Le, en cambio, el éxodo tiene como punto de partida Jerusalén (9,31), por eso Lc habla del «lago» (no del «mar») de Galilea (5,2).

En Jn, la tierra de Judea (3,22) o Judea (4,3.47; 7,2.3; 11, 7) es el lugar donde es rechazado y perseguido Jesús (4,1-3) y donde corre peligro de muerte (7,2; 11,7). Éxodo simbólico: atravesar el mar de Galilea (6,1: alusión al éxodo de Moisés fuera de Egipto) o el río Jordán (10,40: alusión a la entrada de Josué en la tierra prometida; cf. Jos 3-4), indicando que el territorio judío se ha convertido en tierra de opresión. Después de la condena de Jesús se indica su retirada a una ciudad llamada Efraín (11,54), aludiendo esta vez a la herencia de Josué el liberador, situada fuera de los confines de Judea (Jos 19,49s LXX).

JUDAS.

I.                    En Mt y Mc existe un solo Judas en la lista de los Doce (Mc 3,16-19; Mt 1?,2-4); en Lc y Juan, dos, el Iscariote y otro (Lc 6,16: Judas de Santiago; Jn 14,22: el otro Judas, no el Iscariote). Siendo Judas una figura representativa de pueblo judío (paralelo Judas/Judea/Judío), esta diferencia puede significar que para Mt y Mc la practica totalidad del pueblo judío ha traicionado a Jesús mientras  a Lc y Jn ha habido en el pueblo una doble respuesta, positiva y negativa.

II.                   a) En Mc, se anuncia la traición de Judas en la lista de los Doce (cf. Mt 10,4; Lc 6,16); la forma aramea Iskariôth (Mc 3,19; Lc 6,16; cf.Mt 10,4 y Jn 12,4: Iskariôtês), que significa «hombre de la aldea», está en relación con el simbolismo de «la aldea» en Mc: el pueblo que hace suya la ideología de poder del círculo dirigente y se somete a él. Judas aparece  como un oportunista: al principio cree en la victoria de Jesús sobre la institución y le da su adhesión sin renunciar a sus ambiciones. Cuando la oposición a Jesús hace prever su muerte inmediata (14,1s), Judas se pasa de nuevo al sistema injusto, ofreciendo la vida de Jesús a cambio de la propia incolumidad (14,10s). Lc sigue la línea de Mc (22,3-6). En Mt el motivo de la traición es el dinero (226,14-16) Y Judas comete suicidio (27,3-10).           '               ,

b) En Jn, desde la primera vez que aparece Judas se apunta la causa de su traición: es enemigo (6,70s). Esta calificación pone a Judas en relación con «el Enemigo/diablo», el dios-dinero entronizado en el templo, origen y principio inspirador (padre) del círculo de poder y de su falsa Ideología (8,44). Judas ha adoptado como principio que guía su conducta el provecho personal.

En la cena de Betania, Jn le aplica el calificativo de «ladrón» (12,6; cf.10,1.8.10, de los dirigentes). En vez de compartir, se apodera de lo que pertenece al grupo y, bajo pretexto de beneficencia, quiere aumentar su riqueza personal; es mentiroso (12,6), como el Enemigo (8,44).

En la Cena, Judas se encuentra bajo el influjo del Enemigo, que lo ha inducido a traicionar a Jesús: la ambición lo incita (13,2). No está limpio (13,11; cf. 15,3). Jesús alude a la hipocresía de Judas, que come el pan con él y lo traiciona (13,17); sin embargo, le muestra su amor hasta el fin (13,26). Judas se encuentra ante su última opción: o aceptar a Jesús, asimilándose a él, o tomar su vida para entregarla; se asimila a Satanás (13,27) y se convierte en homicida (cf. 8,44).

Al contrario que en Mt 26,47; Mc 14,43; Lc 22,47.52, donde Judas va a prender a Jesús acaudillando una multitud enviada por las autoridades judías, en Juan va a la cabeza  de las tropas pertenecientes a los poderes judío y pagano (18,3).

JUAN BAUTISTA.

 I. Juan, enviado por Dios (Lc 3,2) en cumplimiento de la profecía de Isaías (Mc 1,2s par.), se presenta como el precursor de Jesús (Mc 1,7s par.). Se le describe bajo los rasgos de Elías (Mc 1,6 par.; cf. 2 Re 1,8; Lc 1,17). Su misión: exhortar a la enmienda, expresada con un bautismo, para obtener el perdón de los pecados (Mc 1,4s; cf. Ez 36,25). Se instala en el desierto, para hacer patente su ruptura con la sociedad injusta y recordar a Israel la fidelidad a Dios.
Gran movimiento de masas (Mc 1,5); también Jesús se bautiza (Mc 1,9), mostrando su acuerdo con el mensaje de Juan y comprometiéndose a llevar a cabo su misión (hacer posible el reinado de Dios, la sociedad alternativa) hasta el fin, incluso dando la vida.


La figura de Juan Bautista es plenamente positiva en Mc y Jn. En Mt y Lc, por el contrario, aunque se afirma la autenticidad de su misión y mensaje (Lc 3,2; Mt 21,32), se le atribuye una expectación mesiánica que no concuerda con la de Jesús. Espera un juicio inmediato por parte del Mesías (Mt 3,10; Lc 3,9) y se muestra defraudado al ver que no se verifica (Mt 11,3; Lc 7,19). Para Juan Bautista, Israel no tiene privilegio en el juicio (Mt 3,7; 12,41s par.) ni como pueblo (Mt 3,9; 8,11s par.); rechaza a los representantes de la religión y de la observancia de la Ley (Mt 3,7-10) Y acepta a los pecadores, a los excluidos de la comunidad judía (recaudadores) y a los paganos (soldados) (Lc 3,12-14).
Jesús reconoce que el bautismo de Juan era cosa de Dios (Mc 11,30 par.) y que había propuesto el camino recto (Mt 21,32); era más que profeta por ser precursor suyo (Mt 11 ,9s par.), el más grande de todos los nacidos antes de la llegada del reino de Dios (Mt 11,11); él termina la antigua época (Lc 16,16) y empieza la nueva (Mt 11,12-14).

El adulterio de Herodes, que Juan denuncia (Mc 6,18 par.), sirve de figura a otra infidelidad: la de los notables judíos de Galilea que se han aliado con el poder de Herodes, traicionando el ideal mesiánico. Esta doble denuncia causará su muerte.
II. En el Evangelio de Juan, Juan Bautista es un enviado de Dios para ser testigo de la luz/verdad (1,6), que se identifica con la vida (1,4), Y desenmascarar la tiniebla/mentira, que es muerte. Su misión se formula también como «bautizar con agua» (1,33), simbolizando la ruptura con la institución judía, cuya ideología es la tiniebla/mentira.

Juan Bautista presenta constantemente al Mesías que viene bajo la imagen del Esposo (1,15.27.30; 3,28s). Anuncia, pues, una alianza fundada sobre el vínculo de amor y fidelidad entre el Mesías y el pueblo mesiánico (esposo-esposa); será una era de fecundidad (3,30). Juan, por su parte, se define como «el amigo del esposo», que prepara la boda y está a su disposición. Se alegra al oír su voz, que hace presente la restauración predicha por Jeremías Gr 33,10s).
Juan reconoce al Mesías al ver bajar el Espíritu y permanecer sobre Jesús (1,33s); se alude a la unción de David (1 Sm 16,13; cf. Ez 34,23). Describe la misión del Mesías de dos maneras complementarias: «quitar el pecado del mundo» (1,29) Y «bautizar con Espíritu Santo» (1,33). El Mesías quitará el pecado de la humanidad (la opción que priva al hombre de la vida, impidiendo la realización del designio divino sobre él) bautizando con Espíritu Santo, es decir, infundiendo al hombre el principio de vida que completa su creación y dándole con él la libertad.

Juan Bautista testifica que Jesús, que ha recibido el Espíritu en su plenitud, es el Hijo de Dios (1,34), igual al Padre y su presencia en el mundo.
Hay tres tipos de discípulos de Juan: 1) los que han recibido su bautismo y han escuchado su mensaje sobre el Mesías; éstos dejan a Juan y siguen Jesús, quedándose a vivir con él (1,35-39); 2) Simón Pedro, que ha roto con las instituciones, pero no ha escuchado el mensaje de Juan y espera un Mesías que se opondrá a las instituciones con la violencia (1,40-42); 3) aquellos que no han roto con las instituciones, sino que interpretan el bautismo de Juan como una purificación más (3,25). Éstos no han hecho caso de su mensaje y han absolutizado su figura, considerándolo el Mesías mismo (3,28); por eso muestran su despecho por el éxito de Jesús (3,26).

martes, 1 de noviembre de 2011

JESÚS.

I. Títulos de Jesús: 

a) Mesías = Cristo = Ungido = Consagrado.

b) Hijo de Dios (Mc 1,1; en el AT, título real, Sal 2,7), califica el título de Mesías (Mc 1,1; cf. 3,11; 14,61 par.), por oposición al Mesías «hijo de David» (cf. Mc 12,35-37 par.).
c) el Hijo del hombre/el Hombre .

d) Señor, título que expresa la condición divina del Hijo (Lc 2,11; Jn 20,28; 1 Cor 8,6; Flp 2,11).
e) el Esposo (Mc 2,19 par.; Jn 3,29).

f) el Profeta o nuevo Moisés (cf. Dt 18,15.18; Mt 21,11; Jn 6,14; 7,40; Hch 3,22; 7,37).
g) De sí mismo afirma Jesús ser más que Jonás (Mt 12,41 par.), que Salomón (Mt 12,42 par.), que el templo Mt 12.6); corrige la Ley de Moisés (Mt 5,21-28; Mc 10,5 par.), Juan Bautista es su precursor (Mt 11,10 par.).

II. Hijo de María virgen e hijo legal de José. Se anuncia su nacimiento (Mt 1,20-23; Lc 1,26-33), nace en Belén de Judá, ciudad de David (Mt 2,1; Lc 2,4-7), pero se cría en Nazaret en Galilea (Mt 2,23; Lc 2,39), de oficio carpintero (Me 6,3), como José (Mt 13,55) hasta los treinta años (Lc 3,23). Emparentado con Juan Bautista (Le 1,36). Entre sus parientes próximos están Santiago, José, Simón y Judas (Mc 6,3; Mt 13,55; cf. Gál 1,19).
Se predice que será Salvador (Jesús = Dios salva) (Mt 1,21; Lc 1,31; 2,11), Hijo de Dios, a quien Dios dará el trono de David, su antepasado, y rey perpetuo de Israel (Lc 1,32s; cf. Mt 2,2). Su madre ve en el nacimiento de Jesús el cumplimiento del plan de Dios (Le 1,50-55); lo mismo Zacarías (Le 1,68-75); Simeón lo declara Salvador, luz de las naciones y gloria de Israel (Lc 2,30-32); su presencia causará división (Lc 2,34s; cf. 12,49-51).

Le rinden homenaje pastores judíos (gente marginada) (Lc 2,15-18) y astrólogos extranjeros (Mt 2,1-12). Ya de niño sufre persecución y tiene que llevarlo a Egipto (Mt 2,13-15). En su primera peregrinación a Jerusalén cumplidos los doce años da muestras de un talento excepcional (Lc 2,46s) y de la conciencia de su misión (Lc 2,49). Desarrollo del niño (Lc 2,40.52).
 Jesús no se instala en el desierto, sino que recorre Galilea (Mc 1,14s.39), no era un asceta como Juan (Mc 2,18s; Mt 11,18s par.). Juan bautizaba con agua; Jesús, con Espíritu. Proclama la buena noticia del reinado de Dios, que invita a todos, justos y pecadores, observantes y descreídos, a cambiar de vida.

IGUALDAD.

La referencia a Jesús como único Maestro establece la libertad cristiana (Mt 23,8; cf. 1 Cor 3,21-23; Rom 14,7-9), que significa la ausencia de dominio y de privilegios en la comunidad.

I. Jesús define su misión: no ser servido, sino servir (Mc 10,45 par.); está entre los discípulos como el que sirve (Le 22,27), les lava los pies Un 13,4-11). No da órdenes a sus discípulos, sino encargos (Mc 11,1-3 par.), consejos y recomendaciones (Mt 6,2.5.9.16.19.25; 7,1.7.13, etc.), expresa sus exigencias de modo condicional (Mc 8,34 par.; Lc 14,25-33). Sólo les prohíbe, para evitar una interpretación equivocada de su mesianismo (Mt 16,20) o por la que han hecho los discípulos mismos (Mc 8,30; Le 9,21; Mt 17,9 par.), publicar que él es el Mesías.
Corrige los brotes de ambición (Mc 9,33b-37 par.), excluye del grupo cristiano todo asomo de poder (Mc 10,42-45 par.); única autoridad, la del servicio, a imitación suya (Mc 10,45 par.). Prohíbe los títulos honoríficos en el grupo (Mt 23,8-12); él mismo, siendo Maestro y Señor (Jn 13,13), llama a los discípulos, no siervos, sino amigos (Jn 15,15; Lc 12,4) y hermanos (Mt 28,10; Jn 20,17); no se usan otros títulos (Mt 23,8; Hch 1,15s; Rom 1,13; Sant 1,2; 1 Pe 4,12). Jesús espera que el discípulo llegue a la altura de su maestro (Le 6,40). Quien ocupa un cargo, esfuércese por subrayar la igualdad (Lc 22,16).

En el grupo cristiano hay que entrar como pobre (Mc 10,21); todos han de ser igualmente últimos, para ser todos igualmente primeros (Mc 10,31). Tampoco la antigüedad o la calidad del trabajo producen superioridad (Mt 19,30-20,16).
II. Pablo, a su vez, subraya la igualdad (1 Cor 3,9; 2 Cor 4,5); en la comunidad, las diferencias no constituyen privilegio (Gál 3,27; Col 3,11; cf. Rom 12,3; 1 Cor 12,13); no tener pretensiones (Rom 11,20.25; 1 Cor 7,19; Gál 5,6; 6,15); igualdad en lo económico (2 Cor 8,13s). Particularmente severo es Santiago (1,9-11; 2,1-4.5-9).


Pablo se llama indirectamente "padre» de los corintios (1 Cor 4,14-16; cf. Flm 10; 1 Tes 2,7.11), pero se trata de efusión, no de título. Sin embargo, no siempre sacó en la práctica todas las consecuencias de su doctrina sobre la igualdad, sobre todo respecto a las mujeres, con las que se porta siguiendo la costumbre de la sociedad de su tiempo, aun en el interior de la asamblea cristiana (1 Cor 11,2-16; 14,34-36, aunque este último pasaje es de dudosa autenticidad).
Pedro no acepta el homenaje de Cornelio (Hch 10,26; cf. 14,15).

IGLESIA.


I. La comunidad cristiana de lengua griega elige para designarse el término usado por los LXX para traducir el hebreo qahal y derivados, que denotaba la asamblea de Israel convocada de parte de Dios (Hch 7,38). En griego, ekklésia podía designar cualquier asamblea civil (Hch 19,32.39), de ahí que en el NT se use a veces determinado como «Iglesia/Iglesias de Dios» (Hch 20,28; 1 Cor 10,32; 11,16.22; GáI1,13).


II. a) De los cuatro evangelios, el término «Iglesia» aparece sólo en Mt 16,18, «comunidad mesiánica», y 18,17, «asamblea o comunidad local». En los sinópticos, e! grupo de seguidores/discípulos de Jesús forman «el reino de Dios» en su fase histórica.
b) En los demás escritos del NT (excepto en 2 Tim, Tit, 1 Y 2 Pe, 1,2 y 3 Jn, Jds, donde no aparece) «Iglesia/comunidad» se dice de los fieles que se reúnen en una casa (iglesias domésticas, Rom 16,5; 1 Cor 16,19; Col 4,15; d. Hch 2,46; 20,7s); del grupo cristiano en una localidad: Jerusalén (Hch 8,1; 11,22, etc.), Antioquía (Hch 13,1), Efeso (Hch 20,17; Ap 2,1), Corinto (1 Cor 1,2; 2 CQr 1,1), Esrnirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filade!fia, Laodicea (Ap 2-3); de comunidades innominadas (Hch 14,23; 15,41; 16,5) o grupos de comunidades: de Galacia (1 Cor 16,1), Asia (1 Cor 16,19), Macedonia (2 Cor 8,1), etc. En Ef y Col se usa «Iglesia» en sentido general sin referencia a localidades determinadas (Ef 1,22; Col 1,18.24).

III. Denominaciones o imágenes usadas para hablar de la asamblea cristiana:

a) Pueblo adquirido por Dios (1 Pe 2,9, d. Ex 19,5; 2 Cor 6,16,Lv 26,12), convocación de «los consagrados» (Rom 1,7; 15,25s.31; 1 Cor 16,1.15, etc.) por Jesús Mesías (1 Cor 1,2) por medio del Espíritu (2 Tes 2,13; 1 Pe 1,2; d. Rom 15,16; 1 Cor 6,11).

b) Edificio o construcción; los elementos de la imagen varían según los diversos escritos: en Mt 16,18 se concibe como una ciudad edificada por Jesús Mesías sobre la roca de la fe declarada por Pedro (16,16); éste y todos los que confiesen esa fe entran como «piedra» o sillar en la construcción de la nueva ciudad (16,18; d. 1 Pe 2,4-7). En 1 Cor 3,9-12 es edificio de Dios, cuyo único cimiento es Jesús Mesías y el constructor Pablo y otros; en Ef 2,20 e! cimiento son los apóstoles y profetas cristianos, siendo Jesús Mesías la piedra angular; en Col 1,23 es la fe el cimiento de la comunidad.



c) Templo para el Señor, morada de Dios por medio de! Espíritu (Ef 2,21), casa o templo espiritual (casa = templo, d. Mc 11,17), cuya piedra viva y angular es Jesús; los cristianos, como piedras vivas, se incorporan a la construcción (1 Pe 2,4-7; d. 4,17). La división destruye el templo de Dios (1 Cor 3,16s); no hay que contaminarlo (2 Cor 6,16a). La casa de Dios, la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad (1 Tim 3,15).
La metáfora de la edificación es frecuente en Pablo (Rom 14,19; 15,2); lo constructivo es el amor mutuo (1 Cor 8,1); los que hablan inspirados (profetas) construyen la comunidad (ibid. 14,4).

d) Cuerpo, de! cual cada uno es miembro, con función propia. En Rom 12,3-8 se usa esta imagen para combatir la arrogancia: ejerza cada uno la función que Dios le ha asignado, sin pretensiones. En 1 Cor 12,12-31 se desarrolla e! tema: es «el cuerpo del Mesías» (12,27); se insiste en el respeto por los miembros más humildes y en la solidaridad de todos; razón de la igualdad es haber recibido e! mismo Espíritu (12,13).
La comunidad/iglesia es un cuerpo por participar de! cuerpo de Cristo, es decir, la unidad de compromiso que se expresa en la eucaristía es la que crea y mantiene la cohesión de la comunidad (1 Cor 10,17; 11,29; ~ Eucaristía IV). El único cuerpo, cuya cabeza es el Mesías (Ef 1,22s; 4,4.15; Col 1,18.24), crece por el amor (Ef 4,16).  

Formar un solo cuerpo exige la paz (Col 3,15); la relación entre los cristianos se compara a la de los miembros de un mismo cuerpo: diferencia sin superioridad, solidaridad, sinceridad (Rom 12,5; 1 Cor 12,24-27; Ef 4,25).
e) Esposa del Mesías (Ef 5,25-33; 2 Cor 11,2), familia de Dios (Heb 3,1-6; cf. Gál 6,10).


IV. La comunidad cristiana está formada por hombres de todos los pueblos (Ap 5,9) Y en ella no cuentan las diferencias raciales, culturales y sociales (1 Cor 12,13; Gál 3,28; Col 3,11). En la comunidad de Corinto predominaba la gente humilde, y Pablo ve en esto un designio de Dios (1 Cor 1,26-31; cf. Mt 11,25s y par.)


IDOLATRÍA.

En la tercera tentación de Jesús en el desierto, según Mt 4,9, el Enemigo/diablo, personificación del poder que tienta al hombre, propone a Jesús que le rinda homenaje como a su dios; de ahí la respuesta de Jesús (4,10). De modo parecido en la segunda tentación de Le (4,7s).

En Me, se testifica en el juicio de Jesús que éste considera el templo idolátrico (= «hecho por hombres», expresión usada para los ídolos, cf. Lv 26,1.30; Is 2,18; 10,11; 16,12, etc.) (14,58). En Jn, el templo no es de Dios, sino de! dinero (2,16). Los dirigentes judíos se sienten acusados de idolatría por Jesús a n 8,41), su dios y padre es e! Enemigo, el dinero-poder (8,44).
En Jn 6,15, la retirada de Jesús al monte, solo, está en paralelo con la de Moisés al Sinaí cuando el pueblo adoró al becerro de oro (Éx 343s); la pretensión de hacerlo rey equivale a la idolatría.


En Ef 5,5, la ambición de dinero es calificada de idolatría (cf. Mt 6,24). En 1 Jn 5,21, e! autor precave contra los ídolos, es decir, contra las concepciones de Dios, aunque se llamen cristianas, que no responden a la del Dios que ha manifestado su amor a los hombres en la muerte de Jesús.
Para Pablo, los ídolos no son nada (1 Cor 8,4), pero participar en los banquetes idolátricos haría suponer que los cristianos profesaban los falsos valores representados por la religión pagana (1 Cor 10,19,21).

HORA.

I. En los sinópticos, «la hora» designa el momento de la pasión y muerte de Jesús (Mc 14,35.41 par.) o de los discípulos (Mc 13,11.32 par.). En Me y Mt se señalan las horas del día en que tiene lugar la crucifixión de Jesús y los diversos sucesos hasta su muerte (Mc 15,25.33.34 par.).


II. En Jn, Jesús hace mención de «su hora» por primera vez en el episodio de Caná (2,4), advirtiendo que no ha llegado aún (cf. 7,30; 8,20). Después que el Consejo judío ha decidido dar muerte a Jesús (11,53.55; 12,1), Jesús advierte que «su hora» ya ha llegado (12,23; cf. 12,27; 13,1; 16,32; 17,1) Y va a culminar en su muerte-exaltación.
En «su hora» se dará el vino del Espíritu (2,4), y en ella se manifestará la gloria/amor del Hombre (12,23); ella determina la finalidad de su misión (12,27). La hora demuestra la fecundidad del amor; su momento negativo (la muerte) deja de serlo por el fruto de vida que de él deriva (12,24: fecundidad del grano de trigo; 16,21: nacimiento del hombre nuevo; 19,30: don del Espíritu).


«El mundo» odia a los discípulos como odió a Jesús (15,18) y procura su muerte (12,10; d. 11,53). Por eso, también para los discípulos llegará una "hora» semejante a la de Jesús (16,2), en que les darán muerte (16,4) Y manifestarán también ellos la gloria de Dios (21,19a). Será al mismo tiempo la hora de los perseguidores (16,4), quiénes con su homicidio pronunciarán su propia sentencia (cf. 16,11; 12,31).